lunes, 30 de julio de 2012

DECLARACIÓN DE AMOR PARA MI PATRIA

Por Jorge Alberto Gerardi Te quiero con el alma y con las tripas; me abrazo a tu cintura, enamorado. Recorro el continente de tu cuerpo en busca de la savia que alimenta mis alocados sueños, mis quimeras. Busco en tu vientre de hembra, la manera de explorar tus misterios, tus fantasmas y hundirme mansamente en tus entrañas como si fuera la raíz de un árbol que escarba las nutrientes de una raza. Te declaro mi amor, hermosa Patria, a los gritos lo hago, sin vergüenza; sin pudor, sin odio, sin ansias de revancha... ...Perdonáme este arrebato adolescente, es tu eterno enamorado el que te canta. A pesar de los años sigo estando, enamorado hasta el dolor, mi alma. Voy tras tu falda azul y blanca, y siento, que me pierdo por tus ríos y montañas, por tus montes, tus selvas... por tu magia. Argentina es tu nombre, Patria mía, y como tal, en plata te cincelo, este amor declarado que yo siento: ¡Juro amarte por los años de los años, regarte en besos, hasta quedarme sin aliento!

REMINISCENCIAS SOCIO-POLITICAS DE LA MUSICA FOLKLORICA BONAERENSE

Por Gabriel Turone
(Presidente de J Revisionistas). Importantes tratados criollistas han dejado valiosos testimonios acerca de la comprobada relación que hubo entre los bailes folklóricos de la provincia de Buenos Aires y las vicisitudes sociales y políticas que tuvieron lugar desde finales del siglo XVI hasta finales del siglo XIX. Tomando esta tesis, que resulta de alto interés para continuar ahondando en el asunto, es que enumeraré, a continuación, algunos datos que nos permitan comprender que entre danzas y sones también se querían figurar coyunturas políticas o bien desgarradoras consecuencias de alguna batalla próxima en donde se jugaban los destinos patrios. Antes, empero, sería conveniente teorizar sobre el o los orígenes que tienen esos y otros bailes y sonidos nativos. Una hipótesis bastante difundida –de modo erróneo, de acuerdo al profesor Bruno Cayetano Jacovella- es la afirmación de que nuestra música nacional se originó principalmente por las influencias sonoras de los Incas, tesis que se mantuvo firme porque en julio de 1816 “faltó poco para que se designara monarca de los nuevos Estados del Río de la Plata a un descendiente de los antiguos Incas”, a lo que agrega Jacovella que, por el contrario, “el contacto de las tierras del Plata con el imperio incaico fue siempre superficial”. Afirma que los Incas no conocieron más que “el pie binario, o de 2 corcheas, en compás de dos tiempos, usa una escala pentatónica sin semitonos e ignora la armonía: todo lo contrario del 99% de la música folklórica argentina”.
Entre los propios cultores del tradicionalismo hay disonancias, pues Jacovella no le da mucho sustento a lo que afirma Carlos Vega en cuanto a que las Bagualas habrían sido originarias de la música tocada por los Diaguitas prehistóricos, todo en razón de la pronta extinción de la cultura diaguita que ningún rastro ha dejado al respecto. “Nada nos habla de sus cantos –espeta-, salvo unos pocos instrumentos hallados en sus tumbas, que en verdad nos dicen poco y nada acerca de esto”. Tampoco hay parentescos entre la música de los indígenas chaqueños o patagónicos con la del folklore criollo, redondeando el concepto de que “Es más fácil que elementos criollos sean adoptados por los indígenas que elementos indígenas sean adoptados por los criollos”. Bruno Jacovella afirma, en otra hipótesis, que “hasta ahora, nadie ha podido encontrar similitud entre un canto o un baile folklórico de la Argentina y otro de España, salvo en el sector del folklore infantil”. El andalucismo, que signa a toda la música tradicional española, está completamente ausente en nuestro folklore dado que nuestra América hispana se pobló con gente de Castilla y Extremadura y no con la de los otros sectores (Galicia, Andalucía, Aragón, etc.). El origen no provino del folk español, que sí, en cambio, enraizó en Potosí y Lima para luego, ya mezclado en su estilo, aparecer “en los salones provincianos de la Argentina”. Sucintamente pasamos a una tercera hipótesis, la cual sostiene que en realidad nuestro folklore musical tiene un génesis eclesiástico, “debido a la gran influencia de las misiones y estancias jesuíticas”, si bien solamente hallamos tal origen en “las rezadoras” colectivas de los medios rurales. Así mismo, los cantos de “las rezadoras” “no son cantos populares, sino de especialistas”. Como conclusión, la letra o el material poético de nuestras danzas es hispánico, “aunque compuesto en gran parte en América”; en cambio, la música “es casi enteramente criolla, con raíces europeas, y con unos pocos elementos prehispánicos en la zona limítrofe con Bolivia”. En cuanto a la parte instrumental también hay un predominio hispano-criollo, a excepción del siku y la caja, y salvo el Carnavalito Antiguo (originario de Salta y Jujuy), las distintas coreografías que se utilizan para los bailes son europeas. PARTICULARIDADES DEL FOLKLORE BONAERENSE La música folklórica de la provincia de Buenos Aires ha brindado una cantera inagotable de estilos que incrementaron el ya de por sí riquísimo cancionero tradicionalista argentino, razón por la cual hoy se desconocen gran parte de esos sonidos que ayer se guitarreaban en el gaucho oasis de la llanura. Dos motivos ocasionaron esta desmemoria: uno, la antigüedad de ciertos estilos o variantes que tuvieron un auge temporal muy corto, el otro, las idas y venidas de las tendencias socio-políticas que se manifestaron en la ciudad portuaria y cuya repercusión se vivenció en la campaña adyacente. Aparte de su enorme variedad de cantares, el folklore bonaerense nos presenta un panorama tormentoso y tristón que lo hacen muy particular en comparación a los sonidos más vivaces y frenéticos de otras latitudes patrias. El eximio investigador del tradicionalismo criollo, don Pedro de Paoli, parece hallar en el año 1583 el momento exacto en que se producía el rompimiento insalvable entre bonaerenses y españoles hidalgos, situación que tuvo honda repercusión en el espíritu del criollo y, por ende, en la posterior producción de la música folklórica de la campaña provincial, tan especial y particular como hemos dicho. En su Trayectoria del Gaucho (1949), de Paoli refrenda aquel episodio trascendental: “En efecto, en 1583 muere don Juan de Garay, apenas tres años después de fundada Buenos Aires, y los criollos exigen que se elija Gobernador, levantando la candidatura de uno de ellos. Los españoles, que son minoría resisten, ganan tiempo, hasta que llega de Asunción Rodrigo Ortiz Zárate, español, con sesenta hombres armados, y recién entonces se hace la elección, en medio de protestas y tumultos, resultando electo Gobernador el mismo Ortiz de Zárate, al amparo de las espadas y las lanzas de su gente armada. Consecuencia de todo ello es el distanciamiento definitivo de criollos y españoles (…) Los criollos, colocados en plano social inferior, se alejan hacia el campo; se internan en la pampa y el criollismo al nacer, y desde entonces, toma una fisonomía propia; llena su mente de una reivindicación social; impregna su alma de melancolía por la injusticia de que es objeto, y sus manifestaciones exteriores: el traje, el canto, la música y el baile, toman carácter propio diferenciándose fundamentalmente de las expresiones españolas, más alegres y bulliciosas”. Es aquí, justamente, donde Pedro de Paoli parece coincidir con Jacovella cuando éste esboza que “hasta ahora, nadie ha podido encontrar similitud entre un canto o un baile folklórico de la Argentina y otro de España”. Sólo que de Paoli al señalar lo acontecido en 1583, lo presenta como la culminación de un proceso de separación que ya se había iniciado en y desde lo político (con la impugnación de un candidato criollo para la gobernación de Buenos Aires) y seguramente también desde lo generacional (el conquistador quería la gloria y la posesión, y el criollo la tranquilidad de la vida al aire libre). Por todo ello, el folklore musical bonaerense es particular y único en nuestro país, porque se creó divorciado del español y porque, por lo mismo, ha sido parido en el sufrimiento y la melancolía. La música sureña –o surera, como más tarde se la denominó tras la aparición del folklore patagónico- tiene ritmos tranquilos que merecen la atención y la reflexión del auditorio. El chamamé o la cueca cuyana, en cambio, contienen ritmos acelerados que predisponen al baile constante y sin descanso, e incluso poseen coreografías más vistosas que las que se puedan emplear para el rasgueo de un Triste. Aunque el territorio bonaerense tuvo algunas particularidades musicales que prácticamente no fueron imitadas en otras zonas del país –como más adelante lo veremos-, también es cierto que muchos otros estilos que se escuchaban en el centro, el litoral o el noroeste llegaron a la provincia de Buenos Aires con algunas modificaciones en sus letras y cadencias. De esto último, rescatamos las tres variables que existieron del Malambo: el sureño (Bonaerense), el puntano-cordobés (Cuyo y Centro) y el norteño (Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán y Salta). Baile de ejecución individual o unipersonal, protagonizado casi exclusivamente por el hombre, el Malambo debe su origen a “las pampas y llanuras de la provincia de Buenos Aires (de ahí también sus nombres de pampeano, sureño y surero), pero con el correr del tiempo esta modalidad sureña se fue extendiendo por las provincias del centro y noroeste del país (Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán) llevada por paisanos y troperos oriundos de esas provincias, especialmente de las dos últimas, que venían para la época de la cosecha”, sugiere el estudioso José Abelardo Lojo Vidal. Se ha dicho en varios de los más importantes trabajos historiográficos, que Juan Manuel de Rosas y Juan Facundo Quiroga fueron expertos malambeadores.
De entre los bailes más populares y añejos de Buenos Aires y su extensión agreste hallamos los denominados “de pareja suelta e independiente”, como ser: Palito, Huella, Aires, Resbalosa (también mencionada como Refalosa Pampeana), Triunfo, Escondido, Gato, Mariquita. Sobre la Mariquita, don Carlos Vega ha escrito lo siguiente: “Fue la Mariquita de antaño danza criolla sencilla y de agradable música, algo más apacible que el Triunfo, el Escondido y otras de cuatro esquinas, sus hermanas de origen”. La Mariquita fue muy popular “en los últimos tiempos de la Colonia y en los primeros de la República” donde era bailada en los salones de la campaña. Este baile perduró al menos hasta 1960 en la provincia de Tucumán. Por Gabriel O. Turone Bibliografía: - “Atlas de la cultura tradicional argentina”, Dirección de Publicaciones de la Secretaría Parlamentaria del Honorable Senado de la Nación, Buenos Aires, Argentina, Agosto de 1988. - De Paoli, Pedro. “Trayectoria del gaucho”, Ciordia & Rodríguez Editores, Buenos Aires, Mayo de 1949. - Jacovella, Bruno. “Orígenes de nuestro folklore”, Revista del Instituto Juan Manuel de Rosas de Investigaciones Históricas, Año III (Segunda Época), Buenos Aires, Agosto de 1971.

viernes, 27 de julio de 2012

NOSTALGIAS!!!!

Por Jorge Alberto Gerardi. “EL CARDO” …¡¿Dónde te fuiste cardo, que te busco tanto y no te puedo hallar?!... Sucede que por mi zona – gracias a un señor llamado “Progreso” – esta especie ha desaparecido por completo. En nuestra niñez, correteábamos por el campo creyendo que eran “soldados enemigos” y la barra, armada con relucientes espadas – en realidad palos fabricados al efecto – descabezaba literalmente a los erguidos cardos… ¡Qué infancia feliz, aquella que incorporaba a las plantas, los árboles, las mariposas, las luciérnagas, a nuestros juegos cotidianos!...qué poco queda de ella… tan solo la nostalgia!!!

jueves, 26 de julio de 2012

Facundo

Por "Chacho" Arancibia.
Pueblo riojano: Yo, Facundo Quiroga, teniendo fe en usted por la divisa mando ¡a la carga! Facundo, Facundo: No duermas sobre tu lanza, Hasta las piedras te gritan cómo se quiebra la Patria. Hasta las piedras te gritan "ay, cómo se quiebra la Patria". Ay Chacho, el de Olta, donde flota tu cabeza: Para vengar los traidores cerros y llanos se queman. Para vengar los traidores, ay, cerros y llanos se queman. Los federales no han muerto; de poncho rojo vendrán. Si San Martín nos legó su espada: ¡Toda la montonera, toda a luchar! Raza de nuestros mayores: las viejas glorias revivirán. Felipe Varela: El valle también te espera. mas no hay de ser como antes hoy, hoy seguirán tu bandera. Mas no hay de ser como antes, hoy seguirán tu bandera. Guayama de cobre: El plomo surcó tu raza. Alza tu chuza, ballisto, para mandar otra carga. Alza tu chuza, ballisto, hoy para mandar otra carga. Los federales no han muerto; de poncho rojo vendrán. Si San Martín nos legó su espada: ¡Toda la montonera, toda a luchar! Raza de nuestros mayores: las viejas glorias revivirán. (Nota: Se agradece a Matías Falagán quien nos proporcionó la letra).

miércoles, 25 de julio de 2012

"Instrucciones a los Mayordomos de Estancias" Juan Manuel de Rosas (1819) INSTRUCCIONES A LOS MAYORDOMOS DE ESTANCIAS Juan Manuel de Rosas [1819]
CAPITULO I EL CAMPO, LAS POBLACIONES Y EL PERSONAL Sumario: — Ayudantes recorredores — Instrucciones que deben observar don Manuel Morillo y don Juan Décima — Mojones —Poblaciones en los campos de mi administración. — Nutrieros — Siembras — Chacareros y pobladores — Caballos y demás animales entre el monte — Vigilancia —Tranqueras — Recorrida de la quinta — Dónde deben atarse los caballos — Cuidado de las casas — Loros — Tejados — Velas — Corrales — Calidad de los capataces — Peón Doctor — Ayudantes AYUDANTES RECORREDORES.- Lo primero que debe hacer a su llegada a una estancia todo ayudante, es ver en persona el estado de las haciendas bajo todo respecto, si ellas están cuidadas y ordenadas bajo las normas que saben que tengo prevenidas, y sin embargo se detallarán en seguida para su más exacto cumplimiento: cuidando escrupulosamente de no fiarse de lo que le digan ni de lo que oiga a los capataces, pues él, en persona, debe verlo todo con sus ojos y desengañarse a su completa y entera satisfacción. INSTRUCCIONES QUE DEBEN OBSERVAR DON MANUEL MORILLO Y DON JUAN DECIMA Averías y Achiras quedarán al cargo del señor Juan Arista, y al efecto se le ordenará así, y se le hará entender que Villanueva queda bajo la dependencia de Camarones, y al cargo de don Manuel Morillo. Don Manuel Morillo para atender el repaso de Camarones, Villanueva, Chalpalalquen, Hinojales, Sermón, Toldos y sus puestos, siempre que don Juan Décima vaya por allí se pondrá de acuerdo con éste para todo trabajo que se haga. Si discordasen en lo que respecta a ganados o cosas de campo, se seguirá la opinión de Décima, sea buena o mala. Si la disconformidad fuese sobre las casas, montes, etc., o sobre tierras o mojones, se seguirá la opinión de Morillo. Don Juan Décima revisará las estancias de Averías y sus órdenes, tuertas o derechas, serán respetadas por don Juan Arista, lo mismo que si fuesen mías. Lo que más debe llamar la atención de Décima y Morillo son los apartes y marcaciones, que deben ser hoy lo principal. Los demás ramos deben atenderse, teniendo siempre presente que son de un orden subalterno. Por ejemplo, los cueros es un ramo de preferencia, y por ello, cuando no se pueden formar con la escrupulosidad que antes, no importa con tal que ellos se conserven buenos y sin adición. Debe entenderse lo mismo respecto al sebo, etc. Pero repito que el que no haya pérdida de hacienda ni ganados orejanos, debe ser lo principal y que más debe llamar la atención. MOJONES. — Los mojones deben revisarse a ver si están bien, o si tienen algún defecto, y los ayudantes deben hacerlo en persona en cada recorrida. POBLACIÓN EN LOS CAMPOS DE MI ADMINISTRACIÓN. No debe consentirse que se pueble nadie absolutamente, a no ser alguno que yo en persona lo lleve y lo pueble. Deben celar los capataces sobre esto, y el ayudante debe en cada recorrido verlo por sus propios ojos, a ver si esto se ha cumplido o no. Si en los campos de Segismundo afuera, en Guacoloncar, si alguno poblase se le impedirá, por estar facultado para ello yo por Segismundo. NUTRIEROS. — En los terrenos no debe haber ningún nutriero, ni debe parar nadie con Pulpería ni con nada, a no ser que vaya con licencia mía de carta sellada. SIEMBRAS. . — De ningún modo se harán sin mi consentimiento y orden. CHACAREROS Y POBLADORES. — En cada recorrida de deben verse y decirles que cuiden de repuntar las haciendas de la casa que se acerquen a sus poblaciones. A los que estén en lugares donde no alcancen las haciendas, se les dirá que cuiden de avisar de cualquier cosa que vean pueda perjudicar a la casa, y que deben cuidar de llevar al capataz cualquier animal que encuentren de la hacienda; que bajo estas condiciones tienen permiso para vivir en los terrenos, y que no deben faltar a ellas. Esto sólo debe tener lugar en el campo de los Cerrillos que es solamente donde hay pobladores. MONTES. — Debe haber gran cuidado con ellos y con las plantas bajo las formas que tengo encargadas persiguiendo los hormigueros, los conejos y demás bichos que haya entre los montes. Las cuevas de éstos que haya en los montes se cavarán y a las que haya en las zanjas se les darán humazo. Los hormigueros se sacan de Mayo hasta Agosto. Los ayudantes en las recorridas deben observar si en los montes se ha cumplido cuanto queda indicado, y para ello deben andarlo todo en persona, y fijarse en todo con escrupulosidad. CABALLOS Y DEMAS ANIMALES ENTRE EL MONTE. — De ningún modo se atarán caballos en monte, y ni se consentirá entrar animales al monte. Sobre esto debe haber mucho cuidado en no dejar cebarse un animal, porque una vez cebado uno, este lleva otros. El que se quiera salir se acollara en el rodeo, y si esto no basca, se puede matar. VIGILANCIA. — Deben los capataces después de largado el trabajo, dar vuelta por todo el rededor del monte, casa, corral, etc., a ver si se ha hecho lo que se ha mandado y a ver si hay algo fuera de su lugar, o si hay algo que corregir y que arreglar. TRANQUERAS. — Las puertas de las tranqueras deben cerrarse de noche donde pueden entrarse animales. RECORRIDA DE LA QUINTA. — Todas las noches debe un peón una noche uno y otras otro, recorrer la quinta y dar dos vueltas por dentro y otra por fuera; para esto debe llevar los perros y el que no lo siga lo llevará con una guasca. El perro que no siga a pesar de poner los medios para ello, se matará. La vuelta debe darse, unas noches más tarde y otras más temprano. Y dos veces en el mes se dará a la media noche, que es la hora mejor de hallar los bichos malos. El capataz debe de cuando en cuando espiar al que da la vuelta.
DONDE DEBEN ATARSE LOS CABALLOS. — Se atarán solamente en los palenques y corrales. En San Martín, podrán atarse en los dos ombúes grandes de frente a la cocina; mas de ningún modo en los que están en calles. CUIDADO DE LAS CASAS. — Deben cuidar los capataces que los peones no corten paja de las alas de los ranchos para hacer prender el fuego; los mojinetes y caballetes deben componerse cuando se descompongan. LOROS. — Debe cuidarse que no estropeen los montes y ranchos. TEJADOS. — En San Martín deben limpiarse cuando se note alguna suciedad; estos se limpiarán con una caña. VELAS. — En la pared no debe haber; y menos deben mearse adentro los que duermen en las viviendas, que suelen mearse en las ventanas. CORRALES. — Cuando se descompongan deben componerse, y no dejarse para cuando estén muy descompuestos. Los mejores días para componer los corrales, son cuando después de llover quedan húmedas las guascas. CALIDAD DE LOS CAPATACES. — Los capataces de las haciendas deben ser madrugadores y no dormilones; un capataz que no sea madrugador, no sirve por esta razón. Es preciso observar si madrugan y si cumplen con mis encargos. Deben levantarse en verano, otoño y primavera, un poco antes de venir el día, para tener tiempo de despertar su gente, hacer ensillar a todos, y luego tomar su mate y estar listos para salir al campo al aclarar En invierno, deben levantarse mucho antes del día, pero no saldrán al campo hasta que no aclare bien. En cuanto aclare, ya deben salir. Si hay niebla, no saldrán hasta que se quite, y en el acto de irse quitando, ya saldrán. En tanto no se quite la niebla, los entretendrán a los peones en lo que haya que hacer en las casas, si es que hay, y si no, los harán reparar las guascas y defectos que tengan en sus recados. CAPATACES. — Si Arista o algún capataz no llena, sus deberes, y de ello no queda duda, se pondrán de acuerdo Décima y Morillo, y lo echarán poniendo otro en su lugar; pero la intimidación se le hará cuando ya el entrante vaya a recibirse. PEON DOCTOR. — Se consentirá en un caso muy apurado, o no se admitirá ninguno. AYUDANTES. — Los ayudantes para ver si se ha cumplido cuanto contienen estas instrucciones, y verlo por sus mismos ojos, deben emplear los días que se necesiten, y no venirse antes, a no ser que lleven tiempo limitado; pero no siendo así, de ningún modo se vendrán sin haber acabado de revisarlo todo hasta llenar lo más mínimo. __________ CAPITULO II ESPECIE CABALLAR, ESPECIE ASNAL Y MULAS Sumario: — Padres de las manadas — Manadas — Doma de potros — Tropillas de caballos — Caballos del patrón — Modo de Trajinarlos — Cómo deben cuidarse — Lo que debe hacer el capataz — Maneas y espuelas — Caballos — Animales con postemas u hormigueros — Caballos delgados — Estacas — Animales caballunos que se apartan — Caballos punteos — Caballos de tiro — Cuidado de las caballadas — Burros — Retajos — Retajos y burros hechores —Mulas PADRES DE LAS MANADAS. — Para cojudos deben de quedar cada año el dos por ciento, es decir, que si hubieron ciento, dos; y si doscientos, cuatro, y así. Los potrillos que queden para cojudos deben ser también escogidos, y serán de buenos alientos, de buena figura, corpulentos y altos, de buenos modos, de ojo humilde y vasos negros y bien formados: los que tienen más alientos son los mejores. Los alientos son agujeritos que están en las narices. MANADAS. — Deben tenerse siempre contadas para saber así si falta algún animal o no. En las manadas de un pelo sólo debe haber dos yeguas madrinas, y mientras estén desocupadas, no debe acollararse sino con ellas. Los caballos de otros pelos que se manden, deben ir a la, cría. Los capataces deben procurar entrarse por los rodeos y por entre las crías o haciendas para aprender a conocerlas bien; para de ese modo poder echar de menos las que le faltan, y poder dar razón de todas las haciendas; muy particularmente para cuando llegue el caso de que yo haga preguntas sobre este o aquel animal y sobre todos. DOMA DE POTROS. — Ningún redomón debe enfrenarse hasta que yo no vaya. Si es capaz de trabajar de lazo, con riendas, puede trabajarse en él hasta que yo vaya. Los potros al domarse, deben cuidarse que no los dejen porfiados y que no los cansen al galoparlos. Los caballos maulas que poco valgan o por maulas, o por porfiados, o por uñerudos, o por mancos, o por viejos, debe ponérseles una guasca en el pescuezo, y conservarse así sin ensillarse hasta que yo disponga de ellos. TROPILLAS DE CABALLOS. — Las manadas de caballos deben parárseles rodeo diariamente en los lugares que yo he destinado, y deben estar en el rodeo hasta el mediodía. Sólo en el caso que anden caminando, por irse por los mosquitos u otras causas, o porque traspasen las tierras, entonces no se les parará rodeo, pues que habrá que encerrarlos a la tarde y largarlos de mañana, esto se entiende con todas las manadas y con las de los puestos: con las crías debe usarse el mismo método. CABALLOS DEL PATRÓN. — Debe atenderse que el que los cuide dé cuenta por la mañana y a la noche de estar todos o no. Debe decir: están todos los caballos: veinticinco en la tropilla; dos yeguas veinte y siete; dos atados a soga, veinte y nueve; y dos yegüitas de cría, treinta y uno. El método es pararles rodeo por la mañana, y sacar con el freno un caballo. Al entrar a tomarlo, no irá como ánima despacito, sino de golpe y ligero, y al tomarlo, lo agarrará por donde lo encuentre primero, ya sea de la cola, ya del lado del montar, ya del enlazar, ya de una mano, o ya de una pata. Para que paren, no les gritará; sólo se les hará lli ... lli ... llito. Lo sacará afuera del rodeo, enfrenado y le dirá: "la mano"; si a las tres veces de decirle, no la entrega, le jugará en ella con el cuchillo. Entregada la mano, le recortará el vaso, si es que tiene algo que recortar; esto mismo se hará con las patas de atrás. En seguida verá si tiene el vaso malo, y si lo tiene, lo compondrá. Los hormigueros no los agujereará con cuchillo sino con la punta de un asador. MODO DE TRAJINARLOS. — En teniendo cuidado diariamente de cortar los vasos con el cuchillo, no hay necesidad de desvasador. Hecho esto, ensilla con el peso que iguale al mío, y le dará riendas, después de darle dos o tres sentadas, lo maneará y correrá maneado, pero procurará que en esta operación no se canse ni se fatigue el caballo. En seguida, lo hará saltar la zanja, y después lo hará dar vueltas al derredor del palo. Hecho esto, lo desensillará, le sacará el cordel, lo largará. Tomará otro en seguida, y hará lo mismo; y así ir tomando hasta que sea mediodía, en cuya hora les sacará los cordeles a todos y los largará. De esta operación resultará que hasta el mediodía, habrá galopado y compuesto la mitad, dejando para el otro día la otra mitad; que es decir, que cada día compondrá y galopará una mitad. COMO DEBEN CUIDARSE. — A la tarde los echará al rodeo una hora antes de ponerse el sol, y se ocupará de agarrarlos de la cola y hacerlos parar de ella, rascarlos con el cuchillo, y luego ponerles los cordeles. Los lunes les ensebará bien los nudos de las manos y patas con sebo derretido, y a los caballos que tengan las colas comidas, se les engrasará con grasa en rama, de vaca, o de potro de la que hubiese. Las sogas y los bozales debe tenerlos siempre suaves y blandos para que no maltraten. Debe tener siempre dos caballos atados a soga, a los que dará agua diariamente y galopará y recorrerá como a los demás. LO QUE DEBE HACER EL CAPATAZ. — Las yeguas y las crías entran también en la cuenta de los caballos para la composición y el galopeo. El capataz no debe fijarse de lo que le diga el que los cuida, sino que de cuando en cuando debe ver si cumple con todo cuanto se expresa en estas instrucciones para lo que debe él materialmente verlo, y no estar a lo que le digan. Debe entrarse por entre los caballos para contarlos y ver si hay alguno mañero, para parar, o que se le conozca que no se trajina. Debe cada mes hacer que el que los cuida, en su presencia los agarre uno por uno, y los trajine y galope hasta que no quede uno, ni las yeguas, ni las potrancas, y de este modo verá de cierto el capataz si se cumple con lo que mando. Esta misma operación hará el ayudante en cada mes o recorrida. MANEAS Y ESPUELAS. — Debe tener doce maneas blandas, buenas y fuertes, para lo que se ocurra en el trajín diario. El que los cuida jamás los trajinará sin espuelas y el que anda sin espuelas dándoles riendas, o trajinándolos, o enseñándoles al rodeo, cometerá un delito. En esto debe haber gran cuidado. CABALLOS. — Debe haber el más delicado y puntual esmero en que el que trabaje en un caballo no lo remate, y que lo mude antes que se ponga pesado. No hay cosa más mala que rematar o cansar un caballo. De ello resultan las muertes y el consiguiente menoscabo. El caballo cansado si no muere queda lisiado, y a poco trabajo que haga, se enferma y se cansa. Para evitar todo esto y aun las más maltrataduras, es lo mejor mudar frecuentemente. Esto mismo debe tenerse presente cuando se mande algún chasque, para hacerle mil encargues con el fin de que camine de modo que no canse el caballo, al trote y galope, más trote que galope. ANIMALES CON POSTEMAS U HORMIGUEROS. — Los animales que se noten con postemas se deben voltear y reventárseles para que sanen. Dichas postemas se abren bien con el cuchillo para que no vuelvan a criar maleza. Los animales muy vasudos deben desvasarse. Y cuando algún caballo tiene malo un hormiguero en los vasos, se le hace un agujerito con el cuchillo, pero lo mejor es sacárselo con un asador caliente. Los caballos porrudos deben desporrarse. CABALLOS DELGADOS. — Es muy necesario tener caballos delgados para andar, es decir, que ni para recoger ni para nada debe ensillarse un caballo potente de gordo: porque el trabajar en un caballo gordo no es más que para mañerearlo y acobardarlo. Cuando la caballada está muy gorda, se acorrala a fin de que se adelgace, y cuando uno quiere tener algunos caballos delgados se tienen a soga. Estacas: Los lingotes o trozos, o estacas de atar caballos deben distar unos de otros lo preciso, a fin de que los caballos atados a soga no se alcancen o enreden unos con otros. ANIMALES CABALLUNOS QUE SE APARTAN. — Con los animales caballunos que se apartan y los que nazcan en las manadas, y que no sean del pelo, debe entablarse en la primavera una manada. Pero los animales que se saquen de las manadas de un pelo, por ser de otro pelo, deben ser ya de un año para arriba, para poder arrancarlos de las madres. En las manadas de un pelo no se deben consentir animales de otro pelo; los potrillos que nazcan de otros pelos también deben sacarse, los que cumplen el año, para los objetos que he dicho arriba. A las yeguas orejuelas deben sacárseles el cuero y esto mismo debe hacerse con todo animal caballuno que no sirva más que para el cuero, y los vacunos. También debe sacársele el cuero a algún animal que por rengo o manco, o inútil, no venga al rodeo y que ya no sirva. CABALLOS PUNTEROS. — Deben los capataces cuidar de observarlos al recoger dichas manadas, y lo que se hace es acollarar a los porfiados con las yeguas más seguras, a fin de que de este modo anden las manadas juntas y no en tropillas, unas por un lado y otras por otro. CABALLOS DE TIRO. — Los caballos de tiro o potros parejas que se noten, pueden ser buenos para cocheros, se reservarán y amansarán con cuidado, y si entre la caballada sale algún animal como para mí, se reservará para mi tropilla. CUIDADO DE CABALLADAS. — Santos Lugares, Febrero 1° de 1848. — Al Juez de Paz de… El infrascripto ha recibido orden del Excmo. señor Gobernador y Capitán General de la Provincia, Brigadier D. Manuel de Rosas, para avisar a VS el recibo de su nota, fecha 31 de Enero próximo pasado, en que da cuenta a S. E del resultado de la revista que ha practicado en las caballadas en invernadas existentes en ese Partido, y demás relativo, según se le ha ordenado; de lo que S. E queda enterado. S. E dice a VS en contestación, que ya sabe la que constantemente se encarga a todos los comandantes de invernadas en las contestaciones que S. E. da a sus partes, y es lo siguiente: que debe a VS servir de regla para que al revisar precisamente cada 30 días las caballadas, les hable en ese mismo sentido, les corrija lo que no esté conforme, les aconseje y prevenga lo que también corresponda de conformidad, remediando los males que advirtiere. Que S. E. no cesa de! Recomendarles cada día más y más y más engorde de los caballos de conformidad a las instrucciones que se les han dado. Que para esto, les repite es necesario que los caballos se extiendan muchísimo de día, y que de noche no los ronden, ni los encierren, sino que los tengan a pastoreo muy extendido y de día muchísimo más, en campos de gran extensión de pasto de engorde, y que no sean amargos. Que deben tener siempre el mayor cuidado, a fin de que a ningún caballo no se le corte, cercene ni señale nada, absolutamente nada de las colas; debiendo en sus partes dar cuenta a S. E del exacto cumplimenta de esta orden; y que si aparecen porrillos, o algunos otros animales comiendo las colas a los caballos, que deben inmediatamente matarlos. Que ya saben que si en las caballadas aparecen algunos cojudos mordedores, que deben caparlos, y que si así siguen haciendo daño, que deben matarlos; y que si aparecen algunos torunos mordedores, que también los deben matar; y los cueros de dichos potrillos, cojudos y torunos mordedores u otros animales que hagan matar por hacer daño en las invernadas, los entreguen al Juez de Paz del Partido, para que este los remita oportunamente a este ejército. Que a los caballos maltratados los deben curar con orines y jabón. Se raspa el jabón en los orines; luego se baten mucho, hasta que queden medio espesos, y con eso se les unta a los caballos en las mataduras. Que en todas sus partes, deben siempre seguir dando cuenta del número total de los caballos, del de las madrinas y cencerros que estas tengan, del número de hombres que tengan a su cargo y los cuerpos a que pertenezcan; el de los caballos gordos, el de los que no hayan acabado de sanar del lomo y el tiempo que haga tienen en invernada los caballos a su cargo. La extensión del campo, altura y calidad de sus pastos, si son azucarados y si no son duros ni amargos. El nombre de los lugares donde estén con las, caballadas, y el de las estancias a que pertenezcan los campos. Que los partes, los deben pasar precisamente cada 30 días, mandándoselos al Juez del Partido, para que éste los remita a S. E; pero que así como se les ordena que los pasen precisamente cada 30 días, cuiden de no mandarlos pasando antes de los dichos 30 días. S. E. les previene igualmente que en las caballadas en invernada del ejército, desde que la Provincia está en pié y armas, en defensa de su libertad, honor y dignidad, no hay reserva de caballos, por que todos ellos den ser incluidos en la cuenta de ellas; y que tampoco puede prestarse ni auxiliarse a nadie, con ningún caballo de las dichas invernadas; todo bajo la más seria responsabilidad, por ser las invernadas un servicio el más delicado y de lamas elevada importancia. Que tenga VS siempre presente que los caballos son el primer elemento de triunfo en la guerra, según S.E. no cesa repetírselo, y que bajo su responsabilidad y la de los comandantes de las invernadas, pesa el desempeño de la importante comisión que S.E. ha confiado a su celo y capacidad federal, etc. Que recomiende VS con frecuencia a los alcaldes, tenientes y al vecindario todo; el más exacto, puntual, escrupuloso, delicado cumplimiento, de la orden vigente que manda bajo la más severa responsabilidad, que todo caballo que aparezca, o se encuentre escapado, sea inmediatamente conducido y entregado a la invernada respectiva. Todo lo que comunica a V. S. E. a los fines consiguientes, sin que pueda considerarse de más su repetición, en atención a su valiosa importancia; en un asunto como éste de tanta vitalidad en un ejército. Remite a V. S. E. los vicios de yerba, tabaco y papel, para los individuos que cuidan la invernada de caballos de la posta al servicio de este ejército, los que deberá repartir según se le tiene ordenado. Le remite también S. E. nueva panes de jabón para la curación de los caballos maltratados. Dios guarde a VS muchos, años. Por fallecimiento del señor General Primer Edecán y por orden y autorización de S. E.- Antonino Reyes. BURROS. — Debe parárseles rodeo diariamente, en las mismas formas que a los caballos. Los burros deben caparse, conforme se marquen, es decir, de año. Al marcar, sólo se dejará un cojudo para cada cincuenta hembras de vientre, que es decir, que si hay ciento cincuenta burras de vientre, debe haber tres burros cojudos ya encastadores, y si hay cincuenta hembras que no son de vientre, debe haber un burrito cojudo. Los burros que queden para padres, deben ser los mejores, tanto en vasos cuanto en color negro, pues los negros y de vasos buenos, son los mejores para padres. En los meses de Marzo, Abril, Mayo, Junio, Julio, Agosto, Setiembre, Octubre y Noviembre, que son nueve meses del año, no faltarán seis burras atadas, lo menos, en cada estancia, para amansarlas y amamantar burritos en yeguas, y potrillos en burras cuantos se puedan. Debe cuidarse que los bozales de las burras estén engrasados y no sean duros, para excitar el que se maltraten. Las burras que estén a soga, estarán con sogas con manijas en la punta para que la soga de vuelta y no se enrede fácilmente. Se llevarán diariamente al agua, y se manearán y ordeñarán diariamente, es decir, que se les manosearán las ubres por todo, a fin de que se amansen, que es todo el objeto de tenerlas atadas. Las burritas hembras, hijas de las burras atadas, también se manosearán y amansarán junto con la madre, y como la madre, Los machos no hay para que amansarlos. Para atar cada data o comada de burras, se preferirán las que tengan las crías hembras; pero cuando no haya burras con crías hembras, entonces se atan las que haya. Para amamantar burros en yeguas debe preferirse la clase de burritos más negros; pero si no hay de éstos, entonces se amansarán de los que haya, y no se desperdiciará ocasión. Para amamantar potrillos en burras, deben preferirse las burras mejores y de pollinos machos, es decir, que habiendo dos burras paridas y buenas para amamantar, debe preferirse la que tenga hijo macho, pero si las dos crías son hembras, entonces sin embargo, se amamantarán y no se desperdiciará la ocasión. Con burros hechores y potrillos amamantados, debe tenerse mucho cuidado y no tenerlos vasudos, pues cuando les crezcan los vasos, deben desvasarlos porque sino se crían chapinos. Si hay trozos o linguetes, en que atar los burros, esto es mucho mejor; y en este caso, es excusada la manija; pues repito, que sólo cuando no haya otra cosa, debe atarse en estaca, y esto debe entenderse también en toda clase de animales que se atan a soga. En habiendo trozos desocupados, no deben atarse en estaca, porque de atar en estacas resultan males y pérdidas de animales. Un animal atado en un trozo, si se asusta, pega un tirón, arrastra el trozo y no corta; mientras que atado en estaca, pega el tirón y o saca la estaca, se va y se pierde, o corta y sucede lo mismo. Cuando una burra está ya mansa, se le despuntará la oreja volteada. Cuando no hay burras paridas que atar, se atarán de las que no lo estén, cuando no sean nuevas de dos años. El capataz debe de cuando en cuando entrar al rodeo de los burros y andar por él dando vueltas, para que se amansen. Los burros deben tenerlos contados los capataces, para saber si les faltan o no. Cuando al recoger los burros, estuviese alguna burra recién parida, sólo se arreará en caso que ella buenamente quiera ir con el hijo, por estar éste bueno y en estado de llegar al rodeo. Si así no fuere, se dejará para recogerla al otro día. RETAJOS. — En cada marcación se señalarán con la señal de la hacienda dos potrillas para retajos en cada ciento que se hierren. Estos quedarán cejudos, para retajarlos a los dos años, y éstos son fuera de los que deben quedar para padres, y de que ya hablé anteriormente. RETAJOS Y BURROS HECHORES. — Sobre el modo y método con ellos deben hacerme frecuentes advertencias, para acordar y ordenar yo el modo mejor de entablar las crías de mulas, MULAS. — Con las mulas debe tenerse cuidado de desvasarlas cuando sea preciso, porque sino se harán chapinas. Debe cuidarse que no se ensillen caballos maltratados mientras los haya sanos. En San Martín, deben ensillarse las mulas, lo mismo que los caballos. La caballada y mulas se tomarán a mano, y los que sean matreros se tendrán acollarados con las mansas. __________ CAPITULO III ESPECIE VACUNA Sumario: — Recogidas — Vacas recién paridas — Animales muertos — Bichos —Rondas —Parición del ganado —Señales de las haciendas vacunas y de los terneros — Marcaciones — Marca y modo de usarla — Capa — Pastoreos — Vacas Lecheras —Bueyes RECOGIDAS. — Al recoger no debe gritar la gente ni alborotar los ganados. Estos deben recogerse por la tarde desde Octubre hasta Febrero y rondarse. Desde Marzo hasta Noviembre; deben recogerse por la mañana y atajarse dos horas. Los capataces deben entrar por entre los rodeos, luego que estén parados, para ver si echan menos algo y procurar conocer las haciendas. Deben igualmente al salir a recoger, no venir junto con los recogedores, sino por el campo lejos hasta los últimos de él, a ver si han dejado algo y cómo han dado la vuelta. Un día será a un lado y otro día a otro, y otras ocasiones irán dos días seguidos a un mismo lugar. Otro día procuraran dar la vuelta pronto, casi con los recogedores y venirse con ellos, a ver si notan algunos defectos en los recogedores al arrear la hacienda. VACAS RECIEN PARIDAS. — Las vacas recién paridas deben quedar en el campo al recoger, hasta que se les endurezcan los terneritos, en cuyo caso ya deben venir al rodeo. Debe cuidarse que no queden en el campo otros animales que no sean vacas recién paridas. Si al venir arreando el ganado o al estar en el rodeo, porfía alguna vaca, o quiere salir, y está tetona y balando, es señal que ha dejado la cría escondida, y por esto debe dejársela salir para que vaya en busca del hijo, que si no va su madre corre riesgo de perderse ANIMALES MUERTOS. — Los recogedores deben tener especiales encargos para que avisen de cualquier animal muerto que vean en el campo, y siempre deben llevar los cuchillos afilados para sacarles el cuero. Cuando el ganado está pesado y la gente poca para recoger, se sacarán los cueros después de la recogida. Si algún animal se hincha del trébol, debe cuidarse de correrlo, y si esto no basta y se nota que el animal está en peligro de morir, entonces se le pincha con un cuchillo bien puntiagudo en la panza; frente al vacío. BICHOS. — Los recogedores, al venir recogiendo, deben matar todos los bichos que vean, siempre que esto pueda hacerse conciliando la matanza con la recogida del ganado. Los bichos que se matarán son: tigres, leones, zorros, cimarrones, zorrinos y peludos. RONDAS. — Ya se ha dicho cuándo deben empezar y cuándo deben acabar. El rondador dormirá de día y velará de noche. El capataz cuidará de bombearlo de cuando en cuando, unas veces a una hora y otras a otra. De madrugada, al salir el capataz al campo, debe observar si hay hacienda que se haya escapado de la ronda. Si estando rondando, alguna vaca parida quiere salir del rodeo en busca de! hijo, que se lo haya dejado escondido, debe el rondador dejarla salir. PARICIÓN DEL GANADO. — Durante la fuerza de la parición del ganado debe haber grande, escrupuloso, formal y delicado cuidado en que no se arree, al recoger, vaca que esté recién parida o por parir; y toda vaca que, ya sea al arrear o venir arreando el ganado, ya sea al estar el rodeo parado; quiera salirse en busca del ternero, o en busca de comodidad para parir, debe dejarse salir. En esto debe haber el más grande de los cuidados, porque en esto consisten las ventajas de una estancia: en el cuidado de las pariciones. Todo lo que queda encargado de la parición y vacas paridas, debe encargarlo con frecuencia el capataz a los recogedores, y además castigar al que incurriese en la falta del debido cumplimiento. Si la fuerza de la parición viniese antes del tiempo de poner los ganados a ronda, puede entonces ser conveniente repuntar por la mañana, y a la tarde no recoger. Pero si se nota que de esto resulta que el ganado traspasa los terrenos, y que camina mucho por causa de las sabandijas, entonces se recogerá. El rondador tiene en verano dos objetos: el uno evitar un desparramo por causa de la sabandija, y el otro que el ganado no traspase los terrenos o se mesture con ganados ajenos al bajar al agua. Por ello, si en los meses que debe estar a ronda se nota que no hay sabandija que haga caminar el ganado, y que éste; en efecto, no camine, entonces durante la parición puede repuntarse dos veces al día. Pero repito que en el momento de haber mucha sabandija, o de observarse que el ganado camina, debe rondarse, En el caso de que durante la fuerza de la parición se está repuntando, debe sin embargo echarse al rodeo cada ocho días, para señalar todo lo que no se hubiese señalado en los ocho días de repunte, y así seguir recogiendo y señalando cada ocho días. SEÑALES DE LAS HACIENDAS VACUNAS Y DE LOS TERNEROS. — Son tan importantes que es por demás decirlo. Al efecto debe cuidarse de que no haya animales sin señal a no ser que fuere por causa del tiempo, por ser estación de gusanera; pero cuando esta plaga no lo impida, las haciendas deben estar señaladas. Los terneros se señalaran cortándoles a la mitad la oreja de lado de enlazar y volteándoles la del montar. La volteada de la oreja debe ser con mucho cuidado a fin de que no quede pendiente de poco cuero, porque si queda así, después se le cortan al rascarse los animales. Las campanillas se dejan para echárselas al marcarlos. Debe llevarse una tarja de todo lo que se señale, aparte los machos y aparte las hembras. Al señalar, debe cuidarse del modo más escrupuloso de que no se señale algún ternero ajeno, puesto que para hacer la señal debe mirarse al enlazar el ternero si este sigue a la madre; y estando seguro que ésta es de la hacienda, entonces se señalará. Luego que los remeros estén duritos y en estado de poderse señalar, entonces se hará la señal enlazando a lacito corto y si es posible de manganeta. Si en el rodeo hubiera algunos animales con las campanillas mal hechas, se enlazarán y se les harán bien hechas; para esto es preciso que diste una campanilla de otra una cuarta, y que de largo diste otra cuarta. Si al hacerlas no se toma el suficiente grueso, entonces se secan, se arrugan y quedan malas, resultando de esto que, se pierde el trabajo y por esto es necesario mucho cuidado. Al hacer las campanillas, debe cuidarse de examinar del modo más escrupuloso, si en alguna parte hay señal igual, y si la hay, debe avisárseme en la primera ocasión. MARCACIONES. — Deben hacerse una vez al año. Al marcar debe cuidarse que la marca queme bien y parejo y de ningún modo se dejará animal mal quemado. La marca, todo animal la llevará en el lado de montar. La oreja volteada debe ser la del lado de montar, y la del enlazar reyuna. Las vacas llevarán la marca en la anca, y lo mismo las yeguas y burros. Sólo los machos caballunos la llevaran en la pierna; pero todos en el lado de montar. El marcador debe ser uno, destinado tan sólo para recibir el hierro y marcar, y de ningún modo andará la marca en varias manos, y aún sobre el proceder de este debe velar el que manda. El señalador debe ser también uno, y si uno es poco se pondrán dos, pero de ningún modo habrá más señaladores que los precisos, y si uno solo da abasto, es mucho mejor que ande uno solo y no dos. Sobre el modo de echar las campanillas y la señal, ya he explicado. Sobre el cuidado de apartar, para que no se aguachen terneros, y sobre el orden en los demás pormenores necesarios de observarse en una marcación, me excuso hablar, porque ya son bien sabidos, y porque la necesidad de su observación es tan conocida como precisa. Deben llevarse dos tarjas, una de las hembras y otra de los machos. LA MARCA Y MODO DE USARLA. — Cuando se marca, la marca debe mojarse en el agua tantas veces se ponga al fuego. Es decir, que se saca una marca del fuego, se marca con ella, y antes de volverla a poner en el fuego debe mojarse. CAPA. — Al marcar se capará todo macho, excepto los que deben quedar cojudos para padres que serán el veinte por ciento de los que se marquen. Es decir, que si se hierran quinientas cabezas, deben quedar cien toros; si se hierran mil, deben quedar doscientos toros; si se hierran tres mil, quedarán seiscientos, todo lo demás se capará conforme se vaya marcando, para que el trabajo salga mejor hecho. Lo mejor, creo será apartar los toros más aparentes y marcarlos; para esto lo que se hace es tantear la marcación, que ya debe poco más o menos saberse por las tarjas de la señalada, y con concepto a esto se hace el aparte y marcación de los toros, y luego se largarán en el rodeo. En seguida se procederá a marcar y capar todo lo que queda ene! rodeo. Para capar los toros se les pegará el tajo de abajo, cosa que puedan desangrar bien. De ningún modo se le pegarán los tajos atravesados. En defecto del tajo en la punta, se les cortará más bien la puntita de las bolsas, pero el tajo en la punta es mejor. Las condiciones que deben tener los toros para padres son: que no sean de un huevo: el que salga de un huevo se capará, sacándole el que queda escondido en la verija. Que sean corpulentos y crecidos, y que no sean bravos ni emperrados para salir del rodeo. Si al apartar sale alguno bravo o emperrado, o mañero, se dejará y no se echará para toro. Todo toro blanco, barsino o chorreado será preferido para padre en el aparte que se haga para los que deben quedar toros. Si al marcar hay que hacerlo en algunos animales que no estuviesen señalados, debe cuidarse mucho y del modo más exacto y delicado de no marcar algún ternero ajeno. En las marcaciones caballunas debe haber el mismo cuidado. PASTOREOS. — Si hay algún pastoreo debe largarse a la madrugada. En invierno se encierran a la oración, en verano antes de ponerse el sol, Si pare alguna vaca o yegua en el campo, se dejará sin encerrar hasta que se endurezca el ternero, y si parte entre el corral, lo mismo, se dejará sin arrear, hasta que se endurezca, pero se echará afuera. Los pastores deben vigilarse y bombearse con frecuencia, unas veces a la siesta, otras antes y otras después, pero frecuentemente a la siesta. Ningún pastoreo debe estar en el corral donde este apretado, y no se pueda echarse con comodidad. VACAS LECHERAS. — Deben cuidarse que no hayan terneros y vacas con los anillos apretados, ni sobre los ojos. Las lecheras que se aten serán para amamantar uno que otro ternerito guacho que quede o que se encuentre. BUEYES. — Los bueyes de todas las estancias deben ser picazos y para ello deben reservarse en cada estancia veinte novillos picazos, de dos años, aparentes para bueyes, y deben atarse, al, unir, los bueyes mansos. No se debe andar revoleteando el lazo, sino enlazar de manganeta. __________ CAPITULO IV ESPECIE LANAR Sumario: — Ovejeros o pastores — Cuidado de las majadas — Señalada de los corderos — Épocas, de la señalada definitiva —Ovejas — Ovejas pampas — Trasquila — Precauciones con las tropas, y las majadas — Formación de majadas en Averías y Achiras OVEJEROS O PASTORES. — Debe haber el cuidado de ver si llenan sus deberes y si el método que adoptan al arrear las majadas con los corderos que están recién nacidos, están conforme a lo que debe ser; a fin de que no se aguachen y se pierdan otros. Esto y todo cuanto queda dicho, debe el ayudante indicado, verlo y examinarlo por sus ojos para ver si se cumple. CUIDADO DE LAS MAJADAS. — Una de las cosas que más debe cuidarse es que no estén amontonadas mucho rato las abejas unas sobre otras, y que los corderitos duros no se estropeen. Debe cuidarse del modo más escrupuloso, exacto y delicado avisarme si en las vecindades hay algunas majadas con señales iguales o parecidas a la de la hacienda, y de cuando en cuando deben revisarse las majadas a ver si hay ovejas de la hacienda. SEÑALADA PE LOS CORDEROS. — En cuanto a la señalada de corderos, los pastores deben señalar diariamente todos cuantos puedan y en todo tiempo, pues nunca hay riesgo en cortarle al cordero la punta de la oreja. La señalada se hará cortándole a los corderos la punta de la oreja del lado de enlazar. Después de esto el pastor presentará al capataz las orejas. Los corderos orejanos que se mueran también se señalarán, y al rendir cuenta el -pastor dirá al capataz: "Aquí están cuatro orejas de corderos orejanos que he señalado, y una de un orejano que se ha muerto. También se murió una (o más) oveja señalada cuyo cuero he sacado". El capataz tarjará entonces en la tarja que lleva de los corderos muertos, los dos que se han muerto, y guardará las cinco orejas. EPOCAS DE LA SEÑALADA DEFINITIVA. — Acabada la parición o la fuerza de ella; que tiene lugar en dos estaciones del año, a saber: a fines de Febrero se procederá a señalar lo que haya quedado sin señalar por los pastores, y entonces se volteará las orejas del lado de montar a toda la parición, y de este modo quedará señalada toda la parición. La otra señalada se hará a fines de Agosto, en los mismos términos que la que he dicho. OVEJAS. — En la fuerza de la parición debe haber gran cuidado de que los ovejeros no se separen de ellas con el fin de que los caranchos no aguachen y maten corderos; y con el de que no se queden corderos en el campo. Repito que las orejas deben cortarse hacia el medio, y de ningún modo se cortarán en el tronco. Las señales que queden en las majadas son: oreja volteada y reyuna la otra; dos botones y reyunas las dos orejas; los corderos que van naciendo, oreja reyuna. Es preciso tener muy presente que siempre ha quedado algo sin señalarse, que a algunas puede borrárseles el botón de la quijada, que otras han quedado con la señal dudosa y que entre el corderaje hay siempre algo que se escapa sin señalar. Por todo, si por desgracia llegase alguna majada a mesturarse en terreno ajeno, es de la más grande importancia tener presente lo que queda indicado, y que, sin embargo, debo repetirlo, que las reyunas que se encuentren de las dos orejas y sin botones, deben ser de la hacienda si es que el dueño no echa igual señal. Que las de oreja volteada y despegada son de la hacienda; que las de dos reyunas y un botón en la nariz pueden ser de la hacienda, por habérseles perdido el de la quijada; que las reyunas y orejas enteras son de la hacienda. Lo mismo las reyunas y orejas volteadas, y lo mismo las reyunas y dos botones. Igualmente debe tenerse presente que entre el corderaje orejano debe haber algunos de la hacienda, lo que aunque sea difícil conocer, sin embargo, debe tenerse presente que en la majada de San Pedro ha quedado bastante sin acabarse de señalar. Si alguna majada se mestura en terreno de la hacienda entonces no hay caso, porque el dueño sólo sacará lo de su legítima señal. OVEJAS PAMPAS. — El cuidado, orden y método con las ovejas pampas debe ser de consideración. La señal en éstas se hará igualmente dos veces en el año, mas esta señal no la hará el ovejero sino el capataz, cuando lleguen las estaciones de fines de Febrero y fines de Agosto. La señal será las dos orejas volteadas. Se cuidará que en esta majada no anden ovejas criollas y que en la majada de criollas no anden pampas. Se cuidará igualmente que los carneros padres anden siempre con cencerros. Esta majada dormirá siempre a corral. Se cuidará también que las majadas no pasen nunca, al campo destinado para los caballos a soga y es el que queda dentro de los zanjeados. Las majadas deben amanecer, en los rodeos: para saber si amanecen o no, es preciso verlo y no fiarse de los capataces.
TRASQUILA. — La trasquila de primavera debe ser en Setiembre y Octubre y hasta el 15 de Noviembre, y en el otoño se empezará en fines de Febrero hasta todo Abril. En esto es preciso observar el mayor cuidado, tanto en el modo de hacer la trasquila para que la gente no mañeree, cuanto en el método para que las majadas no se estropeasen ni que haya pérdida de corderos. Tanto mayor debe ser el cuidado cuanto que justamente los meses de trasquila lo son de las pariciones. Para que los peones no rnañereen debe dárseles el trabajo por tareas. Y para que las majadas no se estropeen, debe adoptarse el método que mejor convenga a las circunstancias. En los tiempos de parición, en las majadas, debe haber un gran cuidado, y examen sobre el cumplimiento de los pastores, y al traer las majadas al rodeo deben ser ayudados, cuando la fuerza de la parición lo permita así, o lo requiera. PRECAUCIONES CON LAS TROPAS Y LAS MAJADAS. — Si se llegase a dar alguna orden para entregar alguna tropa o animales lanares, debe haber gran cuidado en que se trabaje de modo que no se estropeen las majadas, y esto mismo debe observarse en todos los casos en que haya que echarse una majada al corral para trabajar en ella. FORMACIÓN DE MAJADAS EN AVERÍAS Y ACHIRAS. — En la majada de Averías se hará lo siguiente: se apartarán quinientos carneros padres, de año de edad, ya encastadores, es decir, carneros ya formados, de lana redonda, blancos y negros, prefiriendo los mochos y los más corpulentos y se señalarán luego. Se apartarán tres mil ovejas de vientre blancas y negras, prefiriendo las de lana redonda, y desechando las muy viejas; en seguida se apartarán quinientas borregas de seis meses, y estas cuatro mil cabezas quedarán de majada en Averías. Esta misma operación se hará en Achiras, y lo restante pasará a Camarones para venderse. Las cuatro mil cabezas que queden en Averías, y las cuatro mil ovejas en Achiras, se señalarán todas como igualmente lo que quede mamón. En lo que quede se preferirá en todo la lana redonda. En las marcaciones, se sujetarán a las instrucciones del año pasado, y cualquier duda la resolverán entre Décima y Morillo. __________ CAPITULO V ADMINISTRACION Sumario: — Recorridas de los puestos — Apartes de los vecinos —Apartes en la vecindad — Caballos patrios y animales ajenos — Haciendas ajenas — Chasques — Entrega de tropas — Cuentas — Lápiz — Cartas trimestrales — Sello — Plata de la hacienda — Recibos — Manutenciones — Carneada — Carne — Raciones — Tabaco — Bichos que deben matarse — Cueros de animales que se mueren — Cueros — Cueros de nonatos y de burros — Sebo — Grasa — Cerda — Astas — Osamentas — Leña — Perros dañinos — Precauciones contra las quemazones — Ordenes verbales. RECORRIDAS DE LOS PUESTOS. — Los capataces deben recorrer los puestos, unas veces de día a una hora, `otras a otra, otras a la madrugada, otras a la siesta, otras a la oración, otras a media noche, y otras repetirá la ida dos y tres noches seguidas a una misma hora. Debe cuidarse sobre todo que los capataces de los puestos salgan de madrugada, a las horas que ya se ha dicho, que deben levantarse a ejercer sus funciones. Deben recorrer los campos de sus pertenencias y avanzarse más afuera de ellos a ver si en la noche han pasado algunos animales de la hacienda. El capataz debe cuidar de pesquisarlos sobre si cumplen Con esto y con el cuidado de las majadas y método en la recogida, y en el arreglo de las cosas, bajo todas las formas que deben guardarse, y que ya se han dicho y se dirán más adelante. APARTES DE LOS VECINOS. — Cuando alguno venga a Pedir rodeo debe dársele, sea el día que fuere. "Durante este apartando no se hará mas que atajarle el rodeo, y dejarlo que aparte lo suyo con sosiego: Pero se tendrá grande, especial y escrupuloso cuidado de que no lleve ningún animal de la hacienda. Y por lo que respecta a lo ajeno que no sea de mis marcas, sólo se le dejará sacar si trae facultades para ello, las que si las trae se pasa vista por ellas para ver si son ciertas o no… Si hay cómo y se puede, se le ayudará al aparte. APARTES EN LA VECINDAD. — Los ganados deben registrarse en los rodeos, y sólo cuando no hacen rodeo enteramente se registrarán en el campo. Si de la inspección resulta haber animales, éstos se apartarán y se irán juntando en un pastoreo, hasta que yo determine del destino que debe dársele al dicho pastoreo. Al apartar, debe cuidarse de que las vacas estén junto con las crías, para que no se vayan orejanas, sin sacar con alboroto ni atropellamiento, pues de ello resultan males y debe cuidarse que al apartar el rodeo esté sosegado, para que las crías estén juntas con las madres. Si el dueño del rodeo se pone a trabajar en él, debe suplicársele no trabaje durante el aparte, porque del alboroto no se juntan los terneros con las madres. Si se obstina, se deja el aparte para otro día y se le dice que acabe su trabajo y que entonces se apartará, pues con el alboroto no se juntan las crías. Las casas cuyos rodeos deben revisarse, son en San Martín las siguientes: las de D. Miguel Ramayo, Francisco Ramayo, D° P. Blanes, Rafael Castillo, viuda del Valle, Gerardo del Castillo, Gervasio Carriso, Gerardo Carriso, Julián Castillo Quendan. Clemente Guerreros, Gervasio Pineda, Rafael Cordero, Benito Sosa, Santos Correa, Miguel Serantes, Mariano Talabeta, Eusebio Zamudio, Santiago Villamayor. Francisco Salomón, Aniceto Salomón, José Salomón, Bartolo Salomón, Silverio Salomón, Ceferino Rivas Alvarado, Francisco Acosta, Justo Villegas, Ramón Gómez. Bartolo Casares, Marcos Cepeda, Faustino Cepeda, Tomás Gómez, viuda Ursula Puma. Santos Ballesteros, Bernardo País Pellico, Juan Charrusco, Felipe López, Jacinto Rodríguez, estancia de Barros, Hilarión Castro. Casimiro Villegas Morales, Antonio Millán Chilongo, Mila Guado Vidal, Pascual Telis, viejo Carmona, Mariano Gardirá, Andrés Espinosa, José Rivarola, Juan Alegre, Francisco Alegre, Saturnino Alegre, Cipriano Alegre, Joaquín Cárdenas, viuda Acosta Ulpiano Barrera, el catalán capitán Carriso, los Remedios que compró el inglés. Estos y todos los demás que quedan entre medio, pues aquí sólo se apuntan los establecimientos más conocidos. Es decir, que la recorrida llegará por el norte hasta el río de las Conchas, y por el sud hasta lo de Castro Morales y Villegas. Por el este hasta lo de Quendan, por el oeste hasta lo de Rivas, por el noroeste hasta lo de Santos Correa, por el sudoeste hasta lo de Dionisio Zamudio, por el sudeste hasta lo de la vieja Acosta, y por el nordeste hasta topar con las chacras. En los Cerrillos, los apartes se harán del mismo modo, después de haber mandado antes recorrer los rodeos vecinos, que serán los de los sujetos siguientes: Dorna Videla, puestos de Dorna donde tuvo la boyada enfrente a la tapera del finado Torres. En lo del finado José Benito Márquez, en las chacras de Las Floras, hasta el rincón de la Reyunada y lo de Roque Torres, y en la Castaño y chacras de Siajo, y en todos los rodeos que hay hasta los Ranchos y hasta lo de los Sósa por el otro lado del Salado, hasta lo de Obligado. En Camarones se apartará en lo de Calleja, Obligado, Burgos, Arraza, Villanueva, en lo del finado Juancho Petizo que está junto a la Boca, y en la estancia de Arroyo y Cía. En el Tala se recorrerán los rodeos en ocho leguas a cada viento, entre cuyo espacio quedan comprendidas las estancias de los Lastras, Segismundo, Hidalgo, Pereira, Ramos, Escribano, Suárez, Trapani, San Simons y demás que quedan comprendidos, dentro de las ocho leguas, los apartes en todas las estancias se harán bajo las mismas formas que ya se han explicado, lo mismo que con el ganado que se aparta para que no queden crías, y sobre esto debe haber gran cuidado. CABALLOS PATRIOS Y ANIMALES AJENOS. — Si algunos cayesen a las estancias, y se ve que indudablemente son patrios, en este caso se echarán a la cría, y en ella estará sin tocarse, hasta que se presente algún soldado o algún oficial pidiendo auxilio; en cuyo caso se le dará de los patrios, sin decirle que es patrio el caballo que se le da. Todo animal ajeno sea caballo o vaca o lo que fuere no debe usarse, ni ensillarse, ni por chanza. El peón o capataz que ensille un caballo ajeno o haga uso de un animal ajeno, sea de la clase que sea, comete un delito tan grande, que no lo pagará con nada absolutamente; y en el caso de cometer ese delito, será penado con echarlo, en el momento de las haciendas de mi cargo, y a más será castigado según lo merezca. HACIENDAS AJENAS. — Las que pasen a los terrenos, deben ser reconvenidos sus dueños, cuantas veces pasen, y si no ponen cuidado y las dejan seguir pastando en los campos, se me avisará para poner el remedio necesario. Una cosa es que un vecino trate de darle querencia en el campo a su hacienda, o que viendo que está tomando querencia en lo ajeno no procure cortarle dicha querencia; y otra es que la hacienda de un vecino en una noche se pase, ya por algún temporal o por otra cosa. Lo primero es lo malo, lo que es un delito, y que debe procurar cortarse. Lo segundo, es lo único que debe disimularse. CHASQUES. — Los caballos que deje sin chasque, deben atarse en un lugar seguro y darles agua diariamente. Esto si el chasque va a volver pronto, y si no deben acollarse bien con colleras seguras y buenas. Al regreso entregará los caballos prestados y tomará los suyos. Todo caballo para todas estas operaciones que se preste, debe evitarse que sea de las tropillas de un pelo. ENTREGA DE TROPAS. — Para entregar tropas de ganado o alguna otra cosa, no padrán hacerlo si no lleva mi sello la carta-orden que lleve el resero o el que vaya. Si la carta-orden lleva mi sello y ven que es el mismo sello mío, entonces entregarán; y sino no entregarán. CUENTAS. — De todo lo que reciban y entreguen, los capataces deben llevar cuenta, y ésta mandármela con el ayudante que lleve el pegamento. Lo mismo que los recibos que tengan de algunas entregas que hayan hecho, y lo mismo las Cartas-órdenes que tengan mi sello para las entregas de novillos. Todo deben mandármelo con dicho y no con otro, pues repito que debe venir solo con el ayudante que lleve el pegamento. Ni los ayudantes ni los capataces al dar una cuenta escribirán en números. LÁPIZ. — Los ayudantes y capataces que sepan escribir deben cargar lápiz. CARTAS TRIMESTRALES. — Deben leerse con detención y contestarse punto por punto, o párrafo por párrafo sin pasar ninguno. SELLO. — Cada capataz tendrá un sello guardado para el correspondiente cotejo de las cartas-órdenes. PLATA DE LA HACIENDA. — El capataz que tenga plata de la hacienda debe tenerla en bolsa aparte, sola sin mezcla ni mestura alguna. RECIBOS. — Con el ayudante recorredor deben mandarse, y las cartas-ordenes selladas, por las que se hayan hecho las entregas. Los capataces deben llevar cuenta de los días que falten en cada mes los peones para descontarles al tiempo del pagamento. MANUTENCIONES. — Las manutenciones en todas las estancias serán de novillo, y a falta de novillos gordos se mataran vacas. Para traerse res, debe traerse el novillo más gordo y a falta de novillo gordo, se traerá la vaca más gorda, procurando, siempre que se pueda, que no esté preñada, y si está parida se procurará que la cría sea ya grande, en estado de no morirse. Cuando el ganado se recoge por la tarde debe traerse la res a la tarde y dormir encerrada para carnearse al amanecer. Cuando se recoge de mañana debe traerse después que el ganado se pare y entonces no habrá que encerrarla sino matarla en cuanto llegue a las casas. CARNEADA. — Debe haber mucho cuidado en el modo de degollar la res, a fin de que el cuero no quede imperfecto. La degolladura de ningún modo se consentirá hacerla atravesada: debe ser a lo largo y medio a medio del pescuezo. CARNE. — Conforme se carnée debe colgarse en su lugar y deben depositarse los cuartos para que no haya desperdicios. De la res debe aprovecharse todo hasta las patas, mondongos, sesos, cuajo, tripas del medio y tripas gordas, etc. Concluida la carneada se echará en el acto la cabeza al montón de las osamentas. Las guarcas de colgar la carne deben ser sagradas. Deben tener sus travesaños; no se usarán para otra cosa, y el que se atreva a agarrar para algo alguna, será castigado. La carne se colgará en la altura que los gatos y perros no la coman. RACIONES. — Se darán los lunes. A los peones será yerba, según he dejado arreglado. A los esclavos será de plata, tabaco, papel y jabón, según también he dejado dicho. TABACO. — Para que no se avente, y no se inutilice, debe cuidarse de tenerlo bien tapado y retobado. BICHOS QUE DEBEN MATARSE. — Los tigres, leones, zorros, zorrinos, cimarrones y peludos que se encuentren deben matarse. El modo de matar a los zorrinos es con las bolas ganándoles viento arriba: así no pueden mear ni las bolas. Después de muertos se les pisa la barriga para que acaben de salir los orines, y luego se les refriega el trasero, en el suelo, y así con esa operación no heden los cueros. En invierno es cuando los perros rastrean más, y es cuando los leones y tigres deben perseguirse más. Los cimarrones deben perseguirse en verano porque luego se cansan. Repito que en las recogidas, los perros que se vean deben correrse y matarse; y lo mismo digo de los zorros, zorrinos, tigres y leones, a no ser que la gente sea poca y el ganado venga mal. Los cueros de todos estos animales deben irse guardando para los que los saquen. Los de león y de tigre los sacarán sin quijada, porque la cabeza con el cuero deben entregarla, y estos deben colgarse en los palos del corral con las lenguas de fuera. Cuando venga el pegamento que debe llevar un ayudante, este tomará cuenta de los cueros de bichos que se hayan sacado en dicho trimestre y los pagarán a los que los hubiesen sacado. Se cuidará que los cueros de los bichos estén bien acondicionados, y no mal estaqueados ni desgarrados, y esto debe ser obligación de los que perciben la paga de la casa; y si no están bien acondicionados al recibirlos, se les rebajará los que corresponda rebajarse por el desaseo. Para cada cuero de tigre y la cabezas se pagarán dos pesos; uno por el de león y la cabeza; cuatro reales por el de zorro; un real por el de zorrino; dos reales por los de perros grandes, y un real por los de cachorritos: por cada cabeza de peludo un cuartillo. En San Martín, por cada peludo entero se pagará un real. Estos precios se pagarán en Tala, Camarones y Cerrilos cuando ya vaya, y así no tienen más que ir a juntando. Recibidos que sean los cueros y pagados, ya correrán de cuenta del capataz. CUEROS DE ANIMALES QUE SE MUEREN. — Se llevará una tarja de estos, y otra de las reses que se coman. CUEROS. — Los cueros se estaquearán bien, como he enseñado. Se sacarán de la estaca cuando estén se¬cos, y si el lomo está duro se mojará bien con un trapo por el lado del pelo y luego que esté blando, se dobla¬rá y se apretará, y estando seco se guardará en la pila. En verano y primavera, cada quince días se sacudirán y en invierno y otoño cada mes. La polilla se matará al sacudir si es que tienen. Debe cuidarse de hacerles los recortes de la cola y cogote conforme yo les he en¬señado y debe ser. La grasa y carne que tengan se les descarnará al estaquearlos. CUEROS DE NONATOS Y DE BURROS. — Los cueros de nonatos y animales de meses y los de caballo se saca¬rán de garra al garrón. Los de burro se sacarán redon¬dos y se estaquearán cuadrados con bastantes estacas para estirarlos. Los de vacuno que no sean de cuenta, como de año o de año y medio, se estaquean del mismo modo. Cuando se manden cueros a la ciudad, queda¬rán los de burros y los de vacunos que no sean de cuenta o sean los estaqueados cuadrados que digo arri¬ba. Estos quedarán para cuando se precisen guascas para composiciones de corrales, palenques, etc. SEBO. — El cuidado con el sebo es de grande im¬portancia. El sebo, lo que sale de la res, se cuelga en el lugar destinado para ello: se le saca cuanta carneci¬ta tiene y allí se tendrá colgado hasta que se mata otra res; entonces se guarda en donde corresponde. Cuan¬do hay riesgo de que se arda se hacen panes cuadrados, cavando un hoyo en la tierra, y así se guarda y si hay barricas se embarrica; para echarlo a la barrica se pisa primero bien, muy bien, en un cuero, y después se echa y se pisa en la barrica. De este modo y con este cuidado, no habrá sebo podrido ni habrá quebrantos. GRASA. — Como que cada animal que se mate de¬be tener grasa, porque se ha de matar el más gordo, debe desgrasarse bien por donde tenga grasa, que sea demás de la carne y que no haga falta de ésta. Dicha grasa se cortará muy menudita junto con el sebo de tripas, cosa que cada pedacito sea del tamaño de un real de cordoncillo. Hecho esto, se freirá y luego que esté frito se bajará la olla del fuego, y se le sacará el chicharrón. En seguida se pondrá el embudo con car¬da en la pipa, y luego que esté fría la grasa, se irá echan¬do con mucho cuidado a no ensuciar la pipa con grasa. El chicharrón no se irá sacando conforme se va¬ya friendo la grasa, pues es preciso dejar que todo se fría, y en estando todo frito, entonces se baja el chicha¬rrón, se acomodará en la cocina en barrica chicharro¬nera, y éste servirá para comer o para el fuego. CERDA. — La cerda de los animales que se tuzen, deben irla juntando: y lo mismo la de los animales vacunos que se maten para comer o que se mueran; pero debe cuidarse de no guardar cerda porruda ni sucia, porque esto es de desecho al vender. La cerda de las colas de las vacas y las colas de algunos animales caballunos, que por haberse muerto se les saquen las colas enteras, esta cerda no debe ir con cuero sino tuzada, porque el cuero no sirve y la perjudica. ASTAS. — Deben dejarse en las cabezas y tener cui¬dado de sacarlas en cuanto éstas se pudran y guardar¬las en su lugar cuando se saquen; pues estando mucho tiempo la asta a la intemperie ya no sirve. OSAMENTAS. — Las osamentas de todo animal, sea de la calidad que sea, deben irse juntando en lugar destinado para ellas, y por tanto no debe haber en el campo osamentas, pues 'Codas deben juntarse en dicho lugar pira que sirvan en las marcaciones. LEÑA. — La leña del gasto debe ser acomodada, en los lugares destinados para ello. Mientras haya le¬ña de mostaza, etc., no se gastará pura de rama o trozo, pues es preciso mesturarla con la de rama y aprove¬charla. PERROS DAÑINOS. — Los que vengan de fuera a querer hacer daño deben perseguirse hasta matarlos. PRECAUCIONES CONTRA LAS QUEMAZONES. — Los pastores no deben pitar en verano, para que por una casualidad no se pegue fuego al campo. En San Martín, en verano, se tendrá cuidado de no dejar parar carretas en el campo que puedan por descuido pegar fuego. Se les hará venir a las casas o parar en la cañada. ORDENES VERBALES. – Todas las órdenes verbales que lleven los ayudantes Morillo, Décima, Vera y Vecar serán respetadas y obedecidas. ___________ CAPITULO VI VARIAS Sumario: — Carretas — Palos tirados por el campo — Cajones —Útiles — Recados — Colleras — Aseo de las piezas y camas — Basuras — Gallinas — Perros — Gatos —Ratones — Veneno CARRETAS. – Las carretas deben estar ensebadas y los ejes retobados cuando necesiten retobo. Las coyundas y cuartas deben estar guardadas debajo de techo, y deben engrasarse con grasa de vaca cuando necesiten. El pértigo no debe estar asentado en el suelo sino parado sobre el muchacho. El lazo del pértigo se engrasará de cuando en cuando, y después de puesto debe tener un cuento que lo cubra y lo libre de que se moje, y lo pudran las aguas. Los palitroques y demás útiles deben estar en su lugar acomodados, y no una cosa por un lado y otra por otro, pues cada cosa tiene ya su lugar destinado. PALOS TIRADOS POR EL CAMPO. — Debe cuidarse que no los haya pues los palos deben estar en su lugar. CAJONES. — Toda clase de cajones o útiles de esta naturaleza deben acomodarse y estar sobre unos palitos, para que el aire entre por abajo y no se les pudra el fondo. UTILES. — Deben estar siempre en su lugar y no el uno aquí y el otro allí. Las palas deben estar siempre con su retobo de cuero en el tronco del cabo para su mayor firmeza, y deben estar afiladas y no melladas, pues de estar una pala así resulta su inutilidad; esto mismo sucede con los desvasadores, etc. RECADOS. — Los recados malos deben componerse a fin de que no maltraten, y para esto deben observar las caronas de los peones, pues muchas veces no consiste en el recado sino en la falta de buena carona. COLLERAS. — Deben ser fuertes y buenas, y deben guardarse engrasadas cuando no estén sirviendo. Para acollarar un animal, vale más no acollararlo que acollarado mal. Cuando corte un animal se vuelve a acollarar, pues de ningún modo andará menos de dos meses en la collera. Los anillos se guardarán para componer colleras, y de ningún modo se dejarán animales con anillos. ASEO DE LAS PIEZAS Y CAMAS. — Cada tres meses deben sacudirse los colchones y demás útiles de adentro, y antes de sacudirse se asolearán. Deben también cuando se haga esta sacudirse las paredes y telas de araña. Las lauchas o ratones que ganen adentro, ya he dicho como se perseguirán, pero si esto no basta puede dárseles humazo. Las puertas y postigos deben, cuando estén cerradas, estar con todos los pasadores y aldabas, etc. Los pasadores y llaves deben estar corrientes, y si alguna se entorpece, se le limpiará el moho y se le untara un poquito de aceite, muy poquito, en cuanto corra. BASURAS. — No debe haber ninguna sino en el lugar destina o para echarla. Mucho menos debe haber huesos desparramados. La basura, pues, que resulte de la cocina, debe diariamente echarse en el basurero. Sobre esto debe haber gran cuidado, porque la basura y la inmundicia es el aliciente para la cría de ratones, y porque los hombres no deben vivir entre la basura. Repito que tampoco deben consentirse huesos ni huesitos desparramados: todo debe ir al basurero. GALLINAS. — Ni rastros debe haber de ellas ni de palomas. PERROS. — Los cuzcos no valen para nada, y por ello ni rastro quiero de ellos. Debe haber solamente perros buenos para los ratones y bichos, y el que no sirve se matará. Los perros que debe haber en cada estancia, serán doce en las estancias principales, y seis en cada puesto. Repito que se trate de conservar los buenos y de ningún modo se tendrán perros inútiles. En San Martín, los perros hijos de la China y del Choco y el Picazo se dejarán para casta. Cuando la China se caliente, se atará y no se dejará encastar sino con estos dos perros. No habrá más perros cojudos que estos dos. Los perros que no sirven no hacen más que comer la carne que vale plata, escarbar las plantas y ocupar lugar en la cocina. GATOS. — Debe haber capones en cada estancia hasta doce, y dos gatas mansas y uno cojudo. De ningún modo habrá más cojudos ni más hembras. En el cuarto donde se noten lauchas o ratones, se encerrarán los gatos; se les pondrá agua solamente, y en breve se notará que se acaban los ratones. Para caparlos, no hay más que caparlos como cualquier otro animal. RATONES. — La persecución de ratones bajo todos arbitrios, es excusado recomendarla por la importancia que de por sí ella deja percibir. Deben pues perseguirse por medio de los humazos, donde no se pueda cavar; por medio de los gatos y perros buenos, y haciéndoles llamaderos al descampado para que se abriguen allí y después darles el avance. Para que los ratones se retiren de las casas, es preciso que en las casas no haya basura. Cada docena de cabezas de ratones con orejas se pagará en tres reales cuando yo vaya. VENENO. — Al ponerles veneno a los ratones, debe ponérseles agua envenenada porque esto es lo que más los mata; debe ponerse antes de acostarse y recogerse antes del día. JUAN MANUEL DE ROSAS

Comisión Directiva del Círculo de Tradición y Cultura J M de Rosas.

Comisión Directiva del "Círculo de Tradición y Cultura Nacional Don Juan Manuel de Rosas". (Período 2012/2016)

PRESIDENTE HONORARIO Y FUNDADOR: José Rafael "Chacho" Arancibia.
DIRECTOR Y FUNDADOR: Federico Gastón Addisi.
VICE PRESIDENTE: Juan Manuel Cardoso.
VICE PRESIDENTE 2: Víctor Galipó.
ENCARGADO PRENSA Y DIFUSION: Eduardo Perez Fregot.
SECRETARIO GENERAL: Rodrigo Morán.
SECRETARIO ADJUNTO: Diego Lombardo.
VOCALES TITULARES:
1-Gabriel Turone.
2- Cristian Cruz.
3- Tomás Costamagna.
VOCALES SUPLENTES:
1-Eliana Yuponi.
2-Andrea Pesci.
3-Lito Lelong.
DOCENTES:
Alberto "el Gaucho" Buela. Roberto "el Tigre" Rimoldi Fraga. Juan José "Bocha" Retegui. Sergio Ernesto Fernandez. Jorge Sulé. Víctor Hugo "bombo de oro" Argentino Galipo. Marcelo Fillol. Jorge Alberto Gerardi. Mateo Villalba.
(Todos los cargos están sujetos a ratificación formal de los interesados).

Respuesta al Círculo desde el Instituto J M de Rosas.

Buenos Aires, 24 de julio de 2012. Nota: 0037/2012 Estimado Sr. Addisi: El Instituto autoriza el funcionamiento dentro de nuestra sede del "Círculo de Tradición y Cultura Nacional Don Juan Manuel de Rosas" cuya formación se me informa en su atenta del 20 de julio próximo pasado. Felicito a los integrantes del Círculo mencionado por la iniciativa y quedo a disposición para la colaboración que soliciten. Atentos saludos. ALBERTO GONZALEZ ARZAC.

Carta solicitando creación de la Institución.

Buenos Aires, 20 de julio de 2012. Sr. Presidente del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas; Juan Manuel de Rosas. Dr. Alberto González Arzac. S/D En esta oportunidad tengo el agrado de dirigirme a Ud. en su carácter de Presidente del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, para solicitarle autorización para la creación de un círculo de estudio de la tradición y cultura nacional, en el marco de pertenencia a la Institución madre que nos cobija. El citado grupo de estudio llevará por nombre “Círculo de Tradición y Cultura Nacional; Don Juan Manuel de Rosas”, y estará abocado a complementar la investigación histórica, con la difusión de nuestras tradiciones y cultura nacional. Para el objetivo buscado se darán conferencias, exposiciones, proyecciones, y en la medida de lo posible, alguna presentación folklorica. Además se contará con un blog de informaciones y un boletín que cumpla el mismo efecto. Para nuestro funcionamiento, nos sometemos en un todo, a las normas establecidas en el Instituto madre, a través de sus estatutos. Decía el Padre Castellani “que la tradición es el alma de la historia”; por eso queremos complementar la excelencia académica de nuestra casa, con la difusión y estudio del costumbrismo telúrico. Sin más, y no queriendo abusar de su buena predisposición, lo saludo afectuosamente, quedando a la espera de una respuesta favorable. Federico Gastón Addisi. Presidente/Fundador.